lunes, 12 de mayo de 2008

Otuzco, encontrando el lado aventurero...

Por Andrés Hernández Ramírez

Eran las 8:00 de la mañana de un viernes frió de los que acostumbramos a tener en época de invierno en nuestra ciudad.
Habíamos quedado con un par de amigos en hacer una pequeña visita a la ciudad de Otuzco, me dirigí luego de abrigarme y de hacer una pequeña mochila con los recursos suficientes para tener un día de aventuras hacia la casa de mi amigo; en la cual esperé a que llegara el primo de este.Luego de hacer unas revisiones generales a las bicicletas como frenos y demás cosas necesarias para in viaje de tal magnitud por sierra liberteña, comenzamos con la travesía, primero nos dirigimos por la zona de las calles del Jirón Unión en donde no falta transporte para la sierra, lamentablemente no encontramos y luego de preguntar a un policía nos dijo que del hospital "Lazarte" mas arriba podríamos encontrar dicho transporte. Llegamos al lugar, arreglamos precio y nos embarcamos en el ómnibus, todo el viaje sin ningún percance.

Al llegar a Otuzco bajamos y comenzamos a dar vueltas por la ciudad en las bicicletas, y luego de visitar la Iglesia de ver a la Virgen y de entrar en un precioso Museo de Sitio, ya cansados; nos dirigimos al mercado en el cual degustamos de una porción de chancho con yucas… que sabroso de verdad. A continuación y siendo aproximadamente la 1 de la tarde nos decidimos regresar a Trujillo por toda esa magnifica geografía. Nos alistamos bien y comenzamos con el descenso; las curvas y la velocidad que adquiríamos al bajar eran impresionantes, el viento soplaba y las curvas hacían latir nuestros corazones, la idea que teníamos era de estar en total libertad en unión con la naturaleza. Gracias a Dios logramos llegar a la costa sin percances; lo único que ocurrió fue que a una de las bicicletas se le había acabado los frenos, estaban completamente pulverizados por el excesivo calor y roce.Al llegar aproximadamente a Shiran nos detuvimos a comer fresas recién cosechadas a buen precio, luego de eso continuamos nuestra travesía, ya nos faltaba muy poco para llegar a Trujillo cuando de pronto divisé que la llanta de mi amigo se estaba bajando, grande fue la pena cuando quedamos varados a escasos 4 kilómetros de Trujillo, no nos quedó otra que abordar una combi y lograr alcanzar nuestro objetivo. Ya al haber llegado nos dimos cuenta de lo bello que es nuestro Perú y que siempre que se tenga un espíritu aventurero se lo puedo disfrutar de una manera diferente.

No hay comentarios: