La primera acción de limpieza fue la gran sorpresa del presidente y el severo discurso de desprecio y asombro. “Hay que limpiarnos de ésas ratas”, fue una de las frases que condenaba a los evidenciados criminales. Luego de la rabia y el desprecio, el gobierno, representado por el Presidente, se dedicó a darle pena de captura a uno de los astutos delincuentes, Rómulo León Alegría, quien optó por entregarle su cargo a Luciana León, actual congresista e hija suya, y fugar antes del desprendimiento de la noticia.
Otra decisión radical, impulsada por los congresistas de diversos partidos, fue cambiar el gabinete de ministros para dejar en claro la posición que el Gobierno tiene frente a aquel asunto y pese a que el primer Ministro, Jorge Del Castillo, asegura no tener ninguna relación con aquel negocio, el doce de octubre, declaró renunciar a su puesto y remitirse a congresista del Partido.
Frente al escándalo que en estas semanas ha estremecido fuertemente al Gobierno, García, como estrategia de emergencia, ha decidido sacar provecho de la situación. En los últimos meses, los peruanos sufren de un gran malestar y descontento social. Los obreros, doctores y estudiantes, han decidido manifestar sus desacuerdos a través de huelgas y protestas, según el gobierno, impulsados por la izquierda radical. Es por ello que el Presidente García, como manifiesto de tregua, ha decidido nombrar Primer Ministro a un representante de la izquierda, Yaude Simons Murano.
En estos días, previos a la juramentación, la nueva decisión del Gobierno ha generado cierta controversia en el Congreso. Los del partido fujimorista, quienes acusaron la década pasada a Simons de terrorismo, se sienten preocupados frente a la actual situación. Los apristas, por otra parte, en un ping pong de indirectas, aseguran que simons no tiene ninguna relación con el terrorismo y que en todo caso, ese partido es el que menos debería hablar, ya que su representante actualmente es acusado por cargos mucho más graves.
Finalmente, el día de ayer, a las diesnueve horas, Simos juramentó ante Dios y la patria, ser un fiel servidor en el lapsus que ocupe el puesto de Primer Ministro. Sólo el tiempo, y el seguimiento continuo podrá decir si esta nueva jugada beneficiará la situación actual del país o lo llevará una mayor crisis.